En la asamblea de cualquier federación deportiva el punto del orden del día sobre las Cuentas Anuales, esto es, la situación económica y financiera de la entidad, no suele ser el más popular (¡nada puede competir con ruegos y preguntas!). Se suele traducir en que mientras no nos suban las cuotas todos nos creemos lo que nos dicen los gestores y confíamos en que lo hacen lo mejor posible.
Desgraciadamente, tratar de hacerlo lo mejor posible no significa que los planes salgan bien. Las cuentas de la FEDA en 2019 no pintaban nada bien. Y llegó 2020 con una pandemia global que paralizó toda la actividad deportiva. Lo normal sería esperar lo peor, lo normal sería que hubiera pasado (y pasó) lo peor. Lo normal sería decir que como consecuencia de ello la situación económica de la FEDA había empeorado y que se trataría de remontar en los próximos años.
No.
Los asistentes a la asamblea del 12 de junio de 2021, celebrada por Zoom, pudimos ver y oir como varios responsables de la gestión FEDA describían 2020 como un mal año pero la gestión económica como un éxito: «La FEDA está saneada económicamente» y «Estamos en el mejor momento económico de la FEDA de los últimos años«. El entrecomillado reproduce textualmente palabras del informe del presidente (incluidas en el borrador del acta entregado a los asambleistas para su aprobación) pero también, aproximadamente y en espíritu, de más miembros de la Junta Directiva y asambleistas. Claro que desde la gestión de la FEDA también se afirmó que una línea de crédito no supone un préstamo (si no se utiliza no, si se utiliza sí, hay que devolver el saldo dispuesto). En general, la corriente general describía 2020 como un mal año pero que había sido solventado económicamente de manera excelente.
No todos estuvimos de acuerdo, cito a continuación mi intervención acerca de las cuentas, tal cual aparece reflejada en el borrador de acta.
«comenta que considera las cuentas correctas y que reflejan la realidad de la Federación aunque esta ha de considerarse como mala a diferencia de lo expuesto por miembros de la Junta Directiva. Muestra su preocupación por el Fondo de Maniobra negativo, una deuda a corto elevada en comparación con los ingresos y porque 2020 fue realmente un buen año en términos financieros, con los gastos cayendo en mayor proporción que los ingresos. Si bien opina que se han controlado bien los gastos, espera que se puedan seguir controlando cuando la situación de pandemia desaparezca y la actividad vuelva a la normalidad.»
Mi voto fue favorable a su aprobación. Realmente reflejaban la imagen fiel. La discrepancia venía en su intepretación: mala situación de deuda, que era toda con vencimiento a corto plazo y que representaba volúmenes de 1/3 del total de ingresos (incluyendo las subvenciones) o el 62% de la cifra de negocios. Esto es el volumen de los ingresos que habría que dedicar en 2021 a devolver esa deuda con vencimiento a un año (suponiendo el mantenimiento de los ingresos en cifras similares). Además una caída de los gastos superior a la de ingresos, pudiendo esperarse que al volver la actividad los gastos volvieran a aumentar deteriorando, aún más, la situación financiera de la FEDA.
Las aclaraciones recibidas por la gerencia sobre el comentario, si bien fueron voluntariosas, no me parecieron que despejaran dudas sobre el futuro. Dado el nulo interés que despertó el tema en otros miembros de la asamblea, tampoco era cuestión de entrar en una clase de Análisis Económico y Financiero.
Y pasó 2021.
¿Qué nos muestran las cuentas que se presentarán a la Asamblea este domingo 19 de junio (y a la que no podré asistir)? (todo cifras redondeadas por mi parte)
- El Patrimonio Neto se sigue reduciendo, de 34 mil a 13 mil. Llegar a una cifra negativa sería muy preocupante en una empresa (reequilibrio financiero o disolución). En una federación deportiva puede capearse la situación.
- El Fondo de Maniobra, estimación de la liquidez en el plazo de un año, sigue aumentando su cifra negativa. Actualmente -25 mil euros, lleva varios años en disminución y ya en 2020 había entrado en negativo. Esa cifra aproxima que en el futuro puede no haber dinero para pagar deudas (nótese el uso del subjuntivo).
- Toda la deuda tiene vencimiento a corto plazo (inferior a un año). Su peso sobre el total de ingresos (incluyendo subvenciones) y exclusivamente sobre la cifra de negocio (ingresos por actividad) se mantiene en proporciones similares a 2020, 1/3 y un 62%, respectivamente. Seguiría habiendo que dedicar esa cifra de los ingresos del año para pagarla (y ojo que es a corto plazo, va a vencer en doce meses o menos).
- Mala evolución en la composición de la deuda a corto plazo (o sea, toda la deuda, recordemos). En 2020 se repartía entre deuda bancaria, afiliados y otras entidades, y acreedores por prestación de servicios. En 2021 se ha reducido algo la deuda bancaria (de 81 mil a 74 mil, la póliza de crédito) pero la financiación ha pasado a ser mayoritariamente de los otros dos grupos. Afiliados y otras entidades y acreedores por prestación de servicios pasan de 65 mil a 100 mil euros y de 47 mil a 93 mil euros, respectivamente. Esto es, los clubes, jugadores, organizadores y contratistas con la FEDA (entre otros) pasan a financiar a la FEDA en 80 mil euros más. ¿Alguien sabe si se está cobrando mal y tarde? Si no ha pasado aún podría pasar en breve.
- Un dato positivo, pero no para tirar voladores. Con la vuelta a la actividad los ingresos han aumentado más que los gastos. No excesivamente, los gastos de explotación aumentan un 20% y los ingresos un 28% o un 23% (según se tome cifra de negoios o ingresos totales incluyendo subvenciones). Pero es positivo, porque al fin y al cabo es lo que puede hacer que la situación mejore. Aunque se necesitan porcentajes mejores.
- Un dato cuestionable. El apartado correspondiente a Participaciones y cargos de los miembros de órganos de gobierno en otras sociedades análogas creo que necesita reescribirse con una óptica más amplia. Necesitamos transparencia, no rumorología y cotilleos.
Y esto es mi breve resumen. Me hubiera gustado poder comentarlo donde debe hacerse, en la Asamblea, pero no podré. Espero que pueda servir de reflexión, que la situación pueda ir mejorando (aunque me temo que sola no lo va a hacer), y que no llegue junio de 2023 y empiece a sentir un incipiente síndrome de Casandra.