Escribe David Llada en Periodista Digital sobre la relación entre jugadores de ajedrez y póquer. Como ya le he copiado el título no voy a contar mucho más aquí 😀 salvo recomendaros la lectura del artículo. En él se habla mucho de capacidad de cálculo, concentración, etc etc para explicar la atracción de los ajedrecistas hacia el póquer.
Eso está muy bien pero para mi, que el póquer me parece un juego muy aburrido, la única atracción que concluyo le ven los ajedrecistas es el dinero. Sí, un juego con tan escasa tradición se rodea de una imagen de juego con glamour en los casinos y a nadie le importa pagar cuantiosas inscripciones que jamás se pagarían en un torneo de ajedrez. Con esas inscripciones se financia la bolsa de premios. Nadie se preocupa por los patrocinadores, por las subvenciones, incluso ni por los participantes que suelen venir solos, nada de alojamiento, condiciones ni cosas por el estilo, ni mucho menos tramos de elo, ni féminas y ni siquiera por ser el primer Pérez 😉 Igualito igualito que el ajedrez donde últimamente parece que a cualquier chepo hay que darle un premio por ir a un torneo.
Eso en lo que respecta al póquer presencial en casinos. La otra mitad de la ecuación es el póquer a través de Internet (la misma Internet que iba a hacer del ajedrez el juego-espectáculo del siglo XXI, a ver si para el XXII …) donde masas de ajedrecistas pasan horas y horas enviciados, uno supongo que simplemente por entretenerse y mejorar su juego, pero otros, con esta primera fase ya superada, intentando hacer caja, o como dice David, intentando obtener unos ingresos extras a la finalización de las partidas de ajedrez. ¿Tan mal está el mundo del ajedrez? Pues seguramente, o quizá un exceso de titulados (¡y hasta no titulados!) con unas expectativas demasiado altas.
Pero leyendo más en detalle (y eso que no pensaba comentar nada del artículo) me doy cuenta de otra diferencia. El ajedrez no es un juego de azar, sino un juego donde gana el mejor. Por el contrario una partida de póquer si es un juego de azar y dependes de las cartas que te llegan. Por obra y gracia de la aleatoriedad, con un número suficientemente elevado de partidas (y sin restricciones monetarias) esta aleatoriedad desaparece y, como en el ajedrez, gana el mejor. Quizá demasiado influidos por el cine, al póquer se acerca demasiada gente que cree que en un golpe de suerte en una buena mano puede ganar dinero. Y de esos pardillos son de los que se aprovechan nuestros ajedrecistas expertos en póquer (y otros no ajedrecistas) para tener una expectativa de beneficios positiva. En ajedrez, en cambio, el único pardillo del que pueden aprovecharse es del que paga una inscripción para jugar un torneo con el único interés en divertirse. Tal como están las inscripciones y el nivel de premios exigido se necesitarían muchos pardillos.
Que el trabajo del profesional del ajedrez es duro nadie lo niega, y que es peor remunerado supongo que lo negará aún menos gente. Que se necesite un complemento a los ingresos seguro que también será cierto, y que ese complemento no puede venir de un trabajo fijo que te impida jugar torneos aún es más cierto. Así pues ¿qué mejor que echar mano del póquer y sus pardillos para obtener esos ingresos extra? Lo único que hay al final detrás es dinero.
Y ahora, el siguiente párrafo puede herir la sensibilidad del lector. Alguien me comentó hace no mucho que el boom del binomio póquer-apuestas entre los ajedrecistas, especialmente entre los más recalcitrantes, entre aquellos que podríamos calificar de ajedrecistas raros vendría de que las tres son actividades para seres asociales, que se pueden practicar de forma solitaria y sin salir de casa delante de un ordenador y que tienen una expectativa de beneficio que a cualquier otra persona no le saldría rentable … Aquí lo dejo, pero recordad, el motor de todo es el dinero y no pasar el rato 😉