Llevaba unas cuantas semanas dejando dormir en el archivo del Bloglines un artículo de Chessdom sobre la pasada Copa de Europa en Grecia. Clubs are lacking in infraestructure se subtitulaba, y con ese subtítulo llamaba más la atención que cualquier otro. Transcribo la parte del artículo referente a ese subtítulo:
Further on the issue of clubs, you will notice paradoxical thing – the almost complete absence of the chess clubs in the commonly perceived presentation. Teams competing in the national championships and in the European Club Cup, are very often not a collective, but simply a set of artists. And the problem is not in the individualism of players, but the fact that teams are gathering only for the tournaments. There are simply no other club events. Naturally, in such a situation, clubs are lacking in infrastructure, and the changes occur far too often, because players are rarely contracted for longer than a year. Add to this that language barrier often stands in between team-mates. What to say, chess clubs and their members should work to improve in this aspect.
Traducción libre: Los clubes participantes son un conjunto de maestros que se reunen sólo para participar en las competiciones, es por ello que no hay una verdadera infraestructura (ni de bienes ni de humana, añadiría yo) alrededor de los clubes, incluso de los más importantes. Dado que no existen muchas competiciones de clubes, los jugadores no son contratados por más de un año (¿¿¿tanto??? ¡5 días más bien! de nuevo añadido propio) existiendo además barreras idiomáticas entre los foraneos y los locales.
En otras palabras, lo que todos ya sabemos. Que el profesionalismo en ajedrez es una quimera, que los clubes salvo contadas excepciones son administrados por un individuo a golpe de talonario y que el ajedrez organizado de clubes prácticamente no existe. Y para lo que existe, un jugador puede participar en varias competiciones con distintos clubes en la misma temporada. En resumidas cuentas, que así es imposible crear verdaderos clubes que puedan subsistir por sus propios medios. Y lo que es más importante, posiblemente para llegar a estas conclusiones no haga falta alcanzar la arena internacional y nos baste con remitirnos a la nacional e incluso a la autonómica. ¿A dónde vamos así?