El juicio porcombate (también conocido como apuesta de batalla, juicio por batalla o duelo judicial) era un sistema del derecho germánico para resolver acusaciones en ausencia de testigos o de una confesión, en la que dos partes en conflicto luchaban en combate singular. El ganador de la pelea era proclamado como poseedor de la verdad. En esencia, se trataba de un duelo judicialmente sancionado. Se mantuvo en uso durante toda la Edad Media europea, y fue desapareciendo de forma paulatina durante el transcurso del siglo XVI.
Así se define en Wikipedia el juicio por combate. Quizá sea que nos encontramos en la Edad Media del streaming ajedrecero, pero esto fue lo primero que se me vino a la cabeza tras conocer la celebración del evento Clash of Claims. Un particular combate entre el excampeón mundial Vladimir Kramnik y el GM mexicano José Martínez (Jospem).
¿Su origen? Kramnik acusando por encima de sus posibilidades a Jospem de hacer trampas en torneos online porque ganaba por encima de sus posibilidades (¿?). No comentaré nada sobre este tema porque la realidad es que soy incapaz de juzgar el juego de un GM de +2700 (y también de menos 😛 ). Aunque si soy capaz de juzgar cuando se pierde una buena ocasión de haber estado callado … pero dejémoslo correr, Kramnik, que se está conviertiendo en algo demasiado frecuente.
Tampoco tengo ni idea de si el origen de este peculiar match se encuentra en el LOL o en el money ; bueno, realmente sí, pero yo no perderé la ocasión de estar callado porque apreció mucho el trabajo de los organizadores y su capacidad para popularizar el ajedrez.
Pero sí tengo claro que no va a servir para llegar a ninguna conclusión. Las acusaciones han de respaldarse con pruebas fehacientes y no con pruebas anecdóticas obtenidas bajo muy distintas circunstancias a las que había cuando se desarrollaron los hechos de los que se acusa.
Y ya está. Un simple evento online, pretendidamente justiciero, realmente intrascendente. Otro día quizá escriba sobre si es buena idea unir los eventos de ajedrez a casinos. Sin duda, en este caso una sede a la altura del evento. En general, negocios unidos a actividades de negativo efecto en la sociedad que pueden utilizar el ajedrez como blanqueante.
Lo primero que pensé tras leer la descripción del juego fue esto ya está inventado, lo llamamos ganar en los análisis lo que has perdido en la partida. Realmente es un poco más complejo y difícil de describir con palabras. Básicamente en ajedrez 5D juegas con las posibles variantes y lugares donde estuvieron/están colocadas tus piezas que pueden pasar de un tablero a otro. Así que igual que en un análisis post-mortem puedes perder una y otra vez la partida que realmente has ganado 😉 aquí podrás recibir mate en uno de los tableros alternativos en que se mueve tu rey.
Otra variante más del ajedrez que nos hará recordar que la belleza del ajedrez clásico se encuentra en su sencillez comparada con todos las variaciones y desarrollos que sobre él se han llevado a cabo.
El 15 de marzo todos pegamos un salto hacia el futuro. En mayor o menor medida nuestra existencia quedó reducida a tareas e interacciones online. También en el ajedrez. En Asturias, el campeonato universitario del 8 de marzo (¡nadie nos acusó de expandir el virus! 😉 ) fue el último torneo presencial hasta el festival de la Plaza Mayor de Gijón del 18 de julio. A nivel mundial, el torneo de Candidatos empezó a jugarse en Yekaterimburgo el 17 de marzo antes de ser cancelado al final de su primera vuelta el 25 de marzo. Desde entonces, sólo hemos tenido ajedrez virtual. Torneos en línea entre jugadores locales, torneos en línea de la élite, torneos presenciales mutados en torneos en línea … ¡se ha hecho difícil estar al día de tanta actividad!
Y por supuesto, al rebufo de este florecimiento por necesidad, han aparecido los optimistas de el ajedrez vale para todo, en este caso resucitando el viejo mantra de principios de los 2000 de que el ajedrez es el único deporte que puede practicarse por Internet. Por supuesto, obviamos todos los problemas de honestidad que pueden plantearse en el ajedrez en línea, para eso el tecno optimismo dispone del solucionismo tecnológico ¡tenemos algoritmos que detectan a los tramposos! Nada transparentes en su código, funcionamiento o resultados, secretos comerciales bien guardados.
Junto con los torneos virtuales se ha multiplicado la audiencia de youtubers y twitchers. Algunos realmente buenos (incluso jugadores de la élite) y otros … bueno, será que por edad ya no pertenezco a su público objetivo 😉 La revista Chess Life, de la Federación Estadounidense de Ajedrez (USCF) les ha dedicado una portada bastante artística que refleja claramente este boom y que describe en su artículo The New Chess Boom.
Todo ello acrecienta un dilema que ya se había empezado a plantear en los últimos tiempos: ¿es el ajedrez una actividad deportiva o ha de ser considerado un e-sport? Lo planteo así, como disyuntiva, porque no se puede ser las dos cosas. No compro el argumento de que los mejores jugadores en presencial lo son también en línea, porque no creo que juegue a nuestro favor con los organismos deportivos.
No tengo dudas de que la FIDE y la mayoría de los jugadores de la élite, empezando por Magnus Carlsen, buscan el dinero que mueve el mercado de los e-sports. Seguro que el producto ajedrez se vende mejor rodeado de la típica parafernalia tecnológica que de su realidad presencial. Hacen bien, probablemente pueda ser más lucrativo que el dinero que hasta el momento ha movido el ajedrez como deporte tradicional. ¿Pero en que lugar quedan los niveles inferiores del ajedrez? ¿Las federaciones nacionales y sobre todo las regionales, aquellas que realmente se ocupan del ajedrez de base y su promoción, recibirían algo de ese dinero? No. Porque serían absolutamente prescindibles. Y probablemente la clave se encuentre en el reconocimiento del Elo de las principales plataformas en línea.
Si un aficionado se encuentra con que puede jugar cómodamente desde su casa, y que además recibe una evaluación Elo en línea avalada por una federación internacional, probablemente la actividad presencial pierda gran parte de su interés para él. Sí, obviamente el ajedrez presencial cubre otras facetas que no cubre el virtual, por ejemplo, socialización. Pero la realidad es que los e-sports existen y tienen éxito. Y posiblemente en este futuro muchos jugadores se incorporarían de manera primaria a este ajedrez en línea, para qué pagar una licencia federativa que te acceso a incómodos torneos presenciales cuando puedes tener un reconocimiento a tu actividad en grandes plataformas, con usuario gratuito para crear efecto parque, y obtener ventajas adicionales con el pago de una cuota premium. Nos encontraríamos con un futuro de ajedrez en línea en unas pocas grandes plataformas privadas que serían de hecho los grandes amos del ajedrez, particularmente las que lograran una franquicia de la FIDE. No hablaríamos ya de deporte organizado, sino de entretenimiento gestionado y en manos de unas pocas plataformas privadas, nuevos señores feudales del ajedrez al estilo de las grandes plataformas de la Red. ¿Cuál sería entonces el porcentaje de licencias perdidas? Probablemente significativo, lo suficiente para menguar la capacidad mediática del ajedrez presencial y su fuerza para persistir como deporte, ya sea de hecho o de derecho. De la promoción escolar ya ni hablamos
Puede que una vez terminadas las cuarentenas en Europa y gran parte del mundo esta reflexión carezca de excesivo valor. Puede que el futuro del ajedrez no vaya a ser como el que vimos durante el encierro. Pero los avances tecnológicos no suelen tener vuelta atrás, así que haríamos bien en no olvidar lo que hemos vivido en estos meses (lo del ajedrez; lo otro, también) y en pensar hacía dónde se encamina nuestro futuro con algunas iniciativas que parecían un inocente entretenimiento para ajedrecistas encerrados y aburridos en casa.
«Algo inaudito ocurrió a finales de los ochenta en los departamentos de informática y videojuegos de los centros comerciales: los chavales se embobaban ante partidas de ajedrez pixeladas que tenían lugar en el interior de los monitores de culo ancho donde se exponían demostraciones de los videojuegos más famosos. Y toda la culpa la tenía un programa de ajedrez editado por Interplay, uno que resultaba muy divertido para todo el público, o al menos muy divertido de mirar: Battle Chess.»
La verdad es que BattleChess resultaba mucho más vistoso que el sobrio ChessMaster 2000 que era lo más serio de una época en la que todavía no existían ni Fritz ni ChessBase y los humanos aún podían imponerse con comodidad a las máquinas. Pero al final, ChessMaster 2000 era lo que usábamos si queríamos jugar contra el ordenador (aunque para el resultado, daba igual :P).