Es habitual cuando las partidas finalizan que los jugadores analicen su desarrollo. También es habitual que a ese análisis acudan espectadores. De ellos, siempre hay algunos que se caracterizan por meter la mano continuamente en el tablero sugiriendo líneas, a veces interesantes. Pero frecuentemente asistimos a la presencia de personajes que continuamente tratan de aportar líneas tras un proceso reflexivo mínimo. Se hubieran encontrado en su salsa en la Castilla del siglo XIII y anteriores.
Debido a la lentitud del desarrollo en el ajedrez medieval la resolución de problemas era una de las más extendidas actividades ajedrecísticas. Un ejemplo es el que se conoce como el problema de ajedrez más antiguo, el problema de Dilaram.
En 1276-77 el rey Alfonso X con su «Ordenamiento de las tafurerías» (tafurería era el nombre que recibían las casas de juego de la época) prohibe cualquier actividad de apuesta, tanto en casas de juego como en hogares privados, en la que medie dinero. Pudiera ser que la razón fuera evitar los incidentes que las apuestas generaban (véase la imagen que encabeza esta entrada). Como también se apostaba en problemas (menos a juego completo,dada su lentitud), cita expresamente el juego de ajedrez entre los juegos prohibidos, excepto cuando se juegue en casa de caballeros y apostando pequeñas cantidades:
35. Tafurerias de dados nin de otro juego ninguno non se fagan en todo el rreyno por ninguna manera, nin pongan tableros conoscidos nin den dineros a ensenas nin a tablaje. nin se ayunten tafures en plaça nin entauerna nin en otra casa ninguna; e sy en casa del rrico omme se fisiere, viede gelo el rrico omme, e synon gelo vedare pierda el mió amor, saluoende caualleros de su casa que jueguen tablas o xedres o pequenno juego, de guisa que se non desbaraten délo que touieren; e sy en casa de cauallero o de otro fidalgo se fisiere échenlo déla tierra, et sy fuere en casa de otro omme peche cient mrs., e synon ouiere la valia rrecabden le el cuerpo para ante mi; e otros que fueren fallados jugando de otro juego en que se pierdandineros do quier quelos fallaren pechen cada vno dies mrs. la meytad parael quelo acusare e la otra meytad para mi.
Fuente: Organizing the Greed for Gain, Ulrich Schädler.
No hay duda de que el ajedrez tenía imagen de juego de caballeros aunque para el pueblo llano su consideración fuera similar al juego de dados.
Previamente a la prohibición de Alfonso X, los aficionados a meter mano en los análisis tenían que aflojar la bolsa. Desconozco si de alguna manera se siguió practicando la apuesta o, desde entonces, los apostadores se dedicaron a esperar a que finalizaran las partidas para continuar con su actividad preferida durante el post-mortem 😉