Nadie puede poner en duda que el ajedrez es un deporte fracasado a la hora de captar patrocinadores. Las últimas décadas han vivido la explosión del deporte profesional en los medios de comunicación y el ajedrez ha permanecido ajeno a ella. Cuando más, su presencia se limita a una columna en algunos periódicos. No hay televisión, no hay radio, no hay presencia en grandes medios de la Red. Internet estaba llamada a ser la tabla de salvación, el ajedrez era el deporte ideal para ser retransmitido por Internet y que millones de personas lo siguieran; también fracasó.
Cualquier gobierno o cualquier marca comercial que ligue su imagen al ajedrez, la está ligando a la inteligencia. Ya sólo desde un punto de vista de mercadotecnia es una operación rentable.
Fuente: Leontxo García, Jotdown, octubre de 2011.
La opinión de Leontxo es, sin duda, irrefutable. Más allá del valor que algunos sectores otorgan a la ignorancia o de lo desprestigiada que pueda estar la inteligencia en sectores demográficos donde triunfa la imagen del zoquete y caradura y que además está feliz de serlo, el ajedrez siempre ha ofrecido una imagen de inteligencia. Y si la inteligencia sigue siendo un valor deseable, querido y promocionable en la sociedad ha de ser deseado como medio de promoción. Y el ajedrez, con razón o sin razón, siempre ha dado imagen de estar ligado a la inteligencia.
En la base el ajedrez es un gran deporte, pero en el alto nivel eso no se traslada en nada. Existen cientos de miles de jugadores de ajedrez en todo el mundo, y allí está el dinero, pero la FIDE ha fracasado en poner el ajedrez en el foco de los medios.
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Si no es un deporte adecuado para la televisión no generará grandes ingresos, porque de allí es de donde viene la gran audiencia de los medios. El póquer funciona porque han encontrado un medio para mostrar las cartas de los jugadores y que la audiencia pueda evaluar lo que está pasando, pero en ajedrez lo que ocurre esta en la mente de dos personas.
Fuente: Wall Street Journal, Chess wants sponsors as mates (8/12/2009).
El ajedrez no es un deporte comercial. Por supuesto, hay gente que gana dinero con él: jugadores, entrenadores y árbitros. Pero en una visión general, no podemos competir por la publicidad y no podemos llevarlo a la televisión. El ajedrez es difícil de retransmitir durante seis horas. Además, necesitas un cierto grado de conocimiento para seguirlo. Cuando ves fútbol o baloncesto resulta obvio: la pelota debe ir allí o allá, todo está claro. Pero en ajedrez tienes que explicarlo: esto es la defensa siciliana, esta es la española; es como explicar matemáticas avanzadas o ciencia de materiales. Es difícil de captar, porque necesitas un cierto nivel de cultura general. Es por eso que trato de lograr mil millones de individuos que sepan jugar al ajedrez, de manera que emerja un mercado con personas que pudieran seguir un retransmisión. El ajedrez debe ser acortado a relámpago o rápido, y necesitamos atraer a buenos comentaristas. Todo está interconectado.
Fuente: Kirsan Ilyumzhinov, presidente de la FIDE, Chessvibes y RCF.
Sin duda, e independientemente de que la idea sea propia o la haya debatido con algún alienígena, Ilyumzhinov va en la dirección correcta aunque quizá esté un poco desenfocado en el problema real. Seguir una partida de ajedrez no está al alcance de cualquiera, a diferencia de un partido de fútbol o baloncesto donde se pueden saber o no las reglas en detalle pero resulta mucho más atractivo visualmente. ¿Y qué necesitamos para salvar esa brecha?
Posiblemente más gente que sepa jugar o, probablemente, más gente que sepa jugar y que se interese por seguir eventos; porque facilidades para jugar al ajedrez hay más que nunca, gracias a Internet cualquier puede jugar desde su casa unas partidas rápidas. Seguramente existe más gente jugando al ajedrez que nunca, pero lo que nos falta es el eslabón entre porqué las personas juegan y porqué las personas siguen torneos. Si en cualquier región calculamos la proporción de personas que juegan torneos y personas que siguen las partidas de los torneos, nos encontraríamos con ratios que andarán entre 1/50 y 1/100, al menos eso es lo que yo calculo a ojo sobre el caso asturiano. La diferencia sobre el 1/1 vendrá en distintos grados por las personas que encuentran más placentero jugar su partida que seguir las partidas de otros. Mientras esa brecha no mengüe, tendremos una actividad de practicantes pero no de seguidores. Y sín seguidores, no hay dinero.
No estoy de acuerdo, el ajedrez puede generar ingresos por varias vías. una puede ser, efectivamente, los seguidores y la publicidad asociada a ellos. Es una vía que se intenta explotar y, como bien dices, de lo que se prometía a lo que está siendo va un trecho. Pero yo tengo esperanza, en bilbao conseguimos llenar todo el atrio de la alhóndiga para ver la final entre Carlsen e Ivanchuk. Hay que darle tiempo a que la cultura cale en la gente.
Pero no podemos olvidar las otras opciones. La primera: los practicantes. Todas las personas entienden que para jugar un partido de fútbol sala con los amigos tienen que alquilar la cancha, comprar un balón, etc; podríamos seguir así con un montón de actividades. Sin embargo, el ajedrez se ha desarrollado como modelo de ocio estructurado a base de subvenciones y coste nulo o casi nulo para el practicante, más aún, muchos jugadores de nivel malo tirando a muy malo consideran que si un torneo no tiene un aliciente económico para gente de su tramo no merece la pena participar. Así, les vemos abarrotar torneos sub-ELO y pagar el gusto y las ganas en hoteles y viajes para jugarse un premio alto (a la ruleta, porque siendo malos es lo que sucede…) sin «competencia» (con otros tantos como ellos, para mayor beneficio del organizador, que ha encontrado una manera de lucrarse con ellos). Otro ejemplo lo tenemos en Euskadi, donde los equipos de la liga de clubes amenazan con no jugar si la federación no les paga los desplazamientos. En definitiva, tenemos una «masa» de «amateurs» que han sido atraídos por un modelo a base de ajedrez subvencionado, y se niegan, por cultura, a financiar la actividad que, se supone, gustan de practicar (me refiero sólo a jugar, no a ganar premios).
Tenemos la marca, el ajedrez tiene una excelente marca para vender, si bien lo díficil es repercutir ese dinero en las federaciones. Los grandes ajedrecistas (no hablo necesariamente de top 20, un campeón juvenil de españa ya tiene cierto tiron en prensa, radio, etc). necesitan de los apoyos públicos, pero sus derechos de imagen los explotan privadamente (quienes los explotan; ojo, que conceder una entrevista en una radio local es hacer marca propia… ahí podría meter la patita las federaciones, por ejemplo). Qué decir del ajedrez en escuelas y centros de tercera edad, se vende fácilmente pero sus beneficios los reciben unos pocos (monitores) que además no los reinvierten en el ajedrez en sí. Quedan también las ligas y campeonatos organizados, pero la explotación de derechos en este campo está todavía en pañales. En el campeonato de Euskadi, por ejemplo, el organizador puede obligar a cualquier jugador a atender medios de prensa o patrocinadores.
Existen otras vías muy interesantes: los servicios y materiales complementarios que son otra fuente de ingresos infrautilizada. Las federaciones que conozco no cobran por gestionar reservas para campeonatos, organizar eventos y matches, servicios de biblioteca, organización de eventos de ocio y/o turismo, venta de material, editar contenidos y libros propios, etc. Con un poco de imaginación se pueden crear muchos servicios que den valor añadido a la labor federativa. Estas actividades o bien se hacen gratis desde la federación (siguiendo el modelo de subvención) o no se hacen porque no se puede ingresar por ello, o son otros entes privados los que lo explotan (allí donde funcionan los clubes y empresas privadas).
Pero soy optimista, actualmente estamos viviendo una transformación en el ajedrez, lo que pasa es que muchos se resisten con uñas y dientes a quedarse con el modelo viejo. La profesionalización de las federaciones, las empresas de actividades dedicadas a ajedrez, los fuertes jugadores jóvenes que nos van dejando a todos atrás… van danto pasos adelante. Ya veremos cuantos consiguen sobrevivir y en que condiciones, pero seguro que será en un escenario que poco o nada tenga que ver con el actual.
Santi ¡acabas de hacer un comentario que merece ser la entrada misma!
Jur!!. Perdón, es que a veces me pongo a escribir y quiero decir tantas cosas que me pierdo…
No necesitas perdón, pero el próximo día te copio el comentario como entrada 😉