Hace ya casi dos años dábamos cuenta en una entrada del curioso hecho de que en 1941 la FEDA había nombrado a Teresa de Jesús abogada y patrona de los ajedrecistas españoles. Las causas no estaban claras pero ahora Carmen Romeo, Presidenta de la Comisión de Historia de la FEDA, me envía las pertinentes aclaraciones que con su permiso transcribo a continuación.
Para poner el hecho en su contexto debemos considerar en primer lugar que en la época de Felipe II toda familia de clase media alta o semi-alta que se preciase, acostumbraba, entre otras cosas, a que sus vástagos (sin distinción de sexos) aprendieran ajedrez, era una mas de las condiciones de la educación.
En la sesión del órgano rector de la Federación Española de día 2 de Febrero de 1941 en el punto 10º se dió cuenta de que el Sr. Juncosa de Zaragoza y otros aficionados, pedían a la Junta de la FEDA que se designase a Santa Teresa de Jesús como patrona de los aficionados al ajedrez aduciendo los siguientes datos.
Entre 1564 y 1567 Santa Teresa escribió una obra ascética que denominó, “Camino de perfección” en la que aparecen interesantes menciones al ajedrez (uso la edición de Espasa–Calpe, Madrid 1958).
El capitulo XVI que lleva como epígrafe: “Que trata de cuan necesario ha sido lo que queda dicho para comenzar a tratar de oración”. El texto comienza así:
“Y no os parezca mucho todo esto que voy entablando el juego como dicen.
Pedisteme os dijese el principio de la oración. Yo, hijas, aunque no me llevó Dios por este principio (porque aun no le debo tener de estas virtudes), no sé otro. Pues cree que quien no sabe concertar las piezas en el juego de ajedrez, que sabrá mal jugar; y si no sabe dar jaque, no sabrá dar mate.
Ansí que me habéis de reprender porque hablo de cosa de juego no le habiendo en esta casa ni habiéndole de haber. Aquí veréis la madre que os dio Dios, que hasta esta vanidad sabía. Más dicen que es lícito algunas veces.
Y cuan licito será para nosotras esta manera de jugar, y cuan presto, si mucho lo usamos, daremos mate a este rey divino, que no sé os podrá ir de las manos, ni querrá. La dama es la que más guerra le puede hacer en este juego y todas las otras piezas ayuda.
No hay dama que ansí le pueda rendir como la humildad …”
Siguen unas disposiciones sobre la humildad y las demás virtudes y al final del capitulo, retoma la comparación ajedrecística:
“Mas contemplación es otra cosa, hijas. Que este es el engaño que todos traemos, que en llegándose uno un rato cada día a pensar sus pecados (que esta obligado a ello si es cristiano de más que nombre), luego dicen es muy contemplativo, y luego le quieren con tan grandes virtudes como esta obligado a tener el muy contemplativo, y aún él se quiere, mas yerra. En los principios no supo entablar el juego; pensó que bastaba conocer las piezas para dar mate y es imposible; que no se da este rey sino a quien se le da del todo”.
Hay otros Santos ajedrecistas mas antiguos, que consideraban que jugando con sus frailecitos era como se sentían mas próximos a Dios, San Genadio y San Rosendo, obispos mozarabes del siglo X, pero esa es otra historia.
La Junta Directiva de la FEDA aceptó la petición y tres años después, el 14 de octubre de 1944, el Arzobispado contestó aceptando el nombramiento.