Transcurridos ya 4/5 del Campeonato de Asturias por Equipos, y dejando aparte los esguinces cerebrales habituales, lo poco que se lee sobre él no va referido a los resultados deportivos sino al sistema de juego. Un debate recurrente una y otra vez, comparado en ocasiones al debate de la independencia de Quebec 😛
El resumen suele ser muy sencillo: los mismos ganan casi siempre, los mismos suben-bajan casi siempre, quiero hacer algo emocionante pero el rafting y el puenting no me molan, así que vamos a proponer un nuevo sistema de competición a ver si se consigue avanzar en esas direcciones. Y como siempre, cambiemos o no, no lograremos mejorar nada porque lo que suele pasar en el deporte es que los mejores son los que suelen ganar.
Seguimos así buscando soluciones a un problema cuando el problema va por otro lado y además es muy sencillo de enunciar: no hay 700 ajedrecistas reales en Asturias, pues pagar una ficha no parece ir en relación directa con la afición por la participación. Y no hay reemplazamiento para los pasados y actuales jugadores, la tasa de abandono y desinterés se mantiene sino se acrecienta y la tasa de entrada es cada vez menor, siendo en muchos casos el ajedrez una actividad no preferente en esas nuevas entradas que anteponen otras actividades al ajedrez.
¿Cuántos ajedrecistas reales tendríamos si ejecutáramos un factor de corrección sobre las 700 fichas registradas? No es necesario hacer complejas estimaciones. Habitualmente se suelen coger los participantes en los campeonatos por equipos e individual absolutos para obtener un número, que si no recuerdo mal anda por los 300-400. Eso ya es una rebaja. Pero el ajedrez no se termina con esos dos torneos, hay otros a lo largo del año, desde los privados a los de un sólo día ¿por qué no tomamos un criterio marginal y suponemos que quién es aficionado al ajedrez intenta también jugar ese tipo de torneos? Campeonatos relámpagos, activos … Tomando esa cifra, es posible que el número de ajedrecistas implicados en su afición se rebajara sustancialmente ¿150? ¿200? ¿Cuántos estarían interesados en seguir jugando al ajedrez si la ficha federativa no fuera casi gratis por su escaso valor o, como ocurre en muchos casos, corriera por cuenta de los clubes? En mi opinión un número más realista y primera hipótesis de trabajo para cualquier reforma: ni somos tantos como creemos ni creamos que todos los que estamos somos.