Si habláramos de humanos lo tendríamos claro: Kasparov, Anand o Kramnik estarían entre los citados. Pero todos tienen una cualidad en común, y es que nunca superaron los 3000 puntos de FIDE.
Ahora, si hacemos caso a la publicidad (¿hay alguien tan tonto como para hacer caso a la publicidad?) la versión 3 de Rybka superaría la barrera de los 3000 puntos en su versión multiprocesador. No tengo ni idea de si dicho ciberFIDE se calcula con unos criterios homogeneos al de los humanos, pero sí me entra una seria duda: ¿Para cuando un encuentro entre Rybka y el mejor jugador del momento a ritmo clásico y en condiciones homogéneas? Y condiciones homogéneas son que el programa no disponga de libro de aperturas ni tablas de finales, o que ambos jugadores dispongan de idénticos libros. Por supuesto, siempre a ritmo clásico, que a rápido y relámpago ya sabemos quién gana 😉 Una reedición del mítico Kasparov – Deep Blue, pero finalizando la primera década del siglo XXI. Aunque sea una causa perdida a largo plazo ¿Creeis que a fecha de hoy uno de estos monstruitos de +3000, corriendo sobre el mejor hardware disponible, ganaría al mejor jugador del momento en condiciones homogéneas?
Sería muy interesante lo de las «condiciones homogéneas». Si mal no recuerdo el match de Krammik contra Fritz (sí, en ese que la «máquina infernal» -como se conoce en nuestro club- le dio omate), Krammik consultaba el libro de aperturas de Fritz e incluso tenía acceso a las bases de finales.
Pero mejor que eso sería, sin duda, ver cómo jugaría la máquina sin libros.
Bueno, jugar sin libros no sería justo, pq el humano tiene memoria para las aperturas… ¿Cómo se podría combinar la «memoria aperturil» de un humano y la de la máquina?
Ya estoy dando ideas para proyectos fin de carrera de ajedrecistas-informáticos 🙂
Muy facil, pongamos a jugar a Rybka contra Nakamura y nos olvidamos de libros por ambos bandos
Y cómo hacemos que Nakamura «olvide» todo lo que sabe de aperturas?