Patologías de jugadores de ajedrez

Hace ya muchos muchos años, tanto que hablamos del milenio pasado, esto es, 1998, publicamos el siguiente texto en nuestra antigüa web de fondo negro y letras blancas. Aquella web, de la que seguro aún perdura alguna copia por algún sitio, cayó en el olvido junto con algunos textos muy interesantes firmados por «Equipo de Investigación de La Dama Negra» o «El Ignoto Grupúsculo» (nombre de cuyos integrantes, así como alguna otra de sus atrocidades me llevaré a la tumba :P).
He aquí el olvidado artículo Patologías de jugadores, auténtico incunable de 1998. La de cosas que se pueden encontrar en un disco duro …


PATOLOGÍAS DE LOS JUGADORES DE AJEDREZ

1. El que se traga el tablero.

Típica del jugador que lleva muchos años en su categoría y que comparte ya con su tablero una comunión mística, es el que se hace sombra a si mismo, buscando en los escaques la solución a sus propias miserias. Observa con tanta atención los avances del enemigo que quizás sueña con adquirir capacidades místicas que le permitan anular, quizás destruir con el poder de su mente esa pieza del contrario que le da un inminente jaque mate.

Dentro de esta categoría está el que … ¡se levanta de la silla! Es una forma de resumir toda su energía y concentrarla en ese punto del tablero en el cual reposa el rey antagonista, al que ya identifica con todos los males del mundo y al que espera desintegrar con su mermado ejército, o quizá destruir telepáticamente.

2. El que se mantiene “out of limits”

Típica de aquel jugador temeroso de perder, que renuncia ya desde el primer momento a mantener esa relación tan íntima y personal con el tablero y sus piezas.

Es el individuo que jamás compone, que arrastra las piezas pinzándolas entre sus dedo, que acompaña todos sus movimientos con un gesto de asco, que cuando gana tarda horas y horas en ir a dar el resultado, y esta vez sí, analiza y analiza su partida hasta la saciedad o, en su defecto, hasta que cierran el local de juego (en esta parte de la patología se confunde con el “compulsivo” del que hablaremos más adelante).

Pero ni aun las victorias le sirven para comprometerse más con su juego. El miedo le hace retirarse de la posibilidad de esa felicidad que acompaña al jugador enamorado de su juego (del que también hablaremos más adelante).

3. El enamorado de sí (Narcisista)

Típica del jugador que llega 55 minutos tarde a jugar, convencido de que su gran ego le permitirá alcanzar la victoria en los 5 siguientes. Es el jugador que jamás se equivoca, solo tiene simples imperfecciones que, él creé, le hacen aún más maravilloso.

Su postura, acorde con la forma de actuar, es la de las “figuritas” o “posturitas”, se comporta como si en vez de en un torneo se encontrara en la sesión fotográfica de Elle, Vogue, … La postura más habitual : piernas cruzadas, ligeros balanceos del pie y las manos extendidas a ambos lados del tablero, como si esperase que se termine de secar el esmalte de uñas.

Un rasgo único caracteriza a este jugador : la mirada superior y esa actitud de dejadez, de esperar en la tranquilidad de una victoria segura

4. El convulsivo

Actitud típica del jugador obsesivo, este tipo se puede agrupar en varios subgrupos :

  • Actionman
    Este jugador es el que jamás se está quieto ; actionman utiliza la táctica del agotamiento psicológico, el rival de uno de estos seres saldrá de la sala de juego con la sensación de haber realizado una epopeya de magnitud épica, sentirá una agresividad tremenda que le impedirá, al menos durante varios meses, ver por TV las aventuras de “Speedy González” , asociando su “anda, yepe, arriba, arriba, yupiiiiiiii” al jugador de este tipo, incapaz de evitar un escalofrio.
  • El dentro-de-mi
    Este jugador es como los lavavajillas superconcentrados; entrará en la sala de juego en una especie de éxtasis, aislado, se sentará frente a su tablero ajeno a la realidad del mundo, reposando en la armónica contemplación de las piezas colocadas sobre el tablero. Son estos sus últimos momentos de seguridad, una seguridad rota con el simple avance del peón. Este jugador ajeno, aislado, se caracteriza por permanecer impertérrito durante horas, su mirada posada sobre el tablero y su cabeza apenas sostenida entre las manos, los codos sobre la mesa y el resto del cuerpo inmóvil … ¡será un nuevo tipo de catalepsia! Su actitud no se modifica ni ante la victoria ni ante la pérdida de la partida. Se irá como ha venido.

5. El ambulante

Esta actitud puede solaparse con la de “Actionman”, pero aunque a primera vista parezcan lo mismo, los rasgos que caracterizan esta tipología no son el movimiento constante o el nerviosismo, sino la deambulación. Este jugador es el que jamás está sentado, medita mientras camina, influido quizás por las filosofías clásicas peripatéticas, camina y camina, recorre la sala de arriba a abajo, de derecha a izquierda y en diagonal. Practica quizás el movimiento de sus piezas porque de esta manera puede identificarse mejor con ellas, quizás porque sus neuronas solo se activan con el movimiento constante o quizá porque el olor de su oponente le obliga a estar continuamente levantado … ¡No nos atrevemos a decantarnos por una u otra hipótesis!

Pero la próxima vez fijaos en el deambulador y si se os ocurre una explicación mejor … ¡guardaoslo !

6. La rogativa

Típica del jugador que se sienta en su puesto clavando los ojos en el cielo infinito (o en el techo en su defecto). Su actitud es relajada y tranquila, hasta el momento crítico, bajo presión pierde su serenidad aparente, y entre jugada y jugada eleva los ojos a las alturas (quizás esperando la inspiración divina).

Su postura prototipo consiste en mantenerse rígido en su asiento, con los pies sobre el suelo y los brazos apoyados sobre la mesa con las manos entrelazadas, quizás orando. Como ya se ha señalado la única alteración de esta estructura será para completar las jugadas y para elevar su pensamiento hacia las alturas.

Aun así, acepta los resultados con estoicismo ¡fruto de una voluntad superior !

7. La Desidia – Dejadez

Típica del missing jugador, ese jugador que acude a 2 de las 8 rondas, que pasa de organizaciones y banderas y prefiere irse a la cafetería a tomarse algo que estar atento al movimiento de sus piezas.

Su postura típica: se “empatarra”, lisa y llanamente se derrama por la mesa de juego y la silla.

8. Estilo Urkell

Típica del jugador que llega siempre tarde porque los marcianos le abdujeron, un conejo blanco con reloj le dio mal la hora o porque su madre no le encontró los calzoncillos de la suerte hasta el último momento.

No consigue mover sus piezas sin tirar las demás, darle al reloj sin que deje de funcionar, echarse para atrás sin caerse estrepitosamente de la silla, o caminar sin llevarse por delante todo cuanto esté en los pasillos.

Su postura es desangelada, carente de gracia, torpe, y acompaña cada movimiento de frases como : «¡Lo siento!”, “¡Perdón!”, “¡No me di cuenta!” o “¿He sido yo ?”.

9. Analista-comentarista

Dentro de esta categoría podemos distinguir dos subgrupos :

  • Netamente Analistas
    La postura del jugador es indiferente, lo característico es el después. Este jugador es el que una vez terminado el juego analiza y analiza hasta la saciedad su partida, realizando finales para cada pieza movida y para cada posición posible, llegando siempre a la conclusión de que “estaba mejor”.
  • Netamente Comentarista
    Es el jugador que no puede jamás dejar de hacer comentarios. Comenta sus jugadas, las jugadas de los que tiene a su alrededor, e incluso las de su contrincante, acompañando las “buenas jugadas” con asentimientos y las “malas jugadas” con bufidos, resoplidos y negativas de cabeza, tanto para sus movimientos como para los de los demás.

10. Luna lunera cascabelera

Algunos jugadores dedican el tiempo de reflexión a ensoñaciones y viajes astrales. Que están en la Luna, vamos. Ajenos por completo a la partida, elevan su espíritu hasta las regiones más alejadas de la realidad o descienden ensimismados a las profundas cavernas de su propio ser. Como están completamente ausentes del juego acaban por perder siempre, porque si no se dejan la dama les pegan mate en 1 o se les cae la bandera.

Su postura habitual es variable, pero se caracteriza generalmente por la dilatación de sus pupilas, una suerte de pétrea inmovilidad o por gestos como morderse el labio, resoplar, apartar el pelo de su frente, colocar la barbilla sobre la mesa, … Tardan años en mover y llevan a la desesperación al rival, táctica del aburrimiento.

11. 3000 Elo – Futuristas

Se caracteriza por la postura aerodinámica, con las alas desplegadas y las continuas visitas a las listas de emparejamiento o ranking y sus amplios conocimientos de la lista Elo de Lepe. En todo momento su obsesiva mente le lleva a dividir a las personas en grupos Elo, sintiéndose superior cuando se junta con quienes tienen menos que él (cosa difícil ya que se presume de lo que se carece).

En la partida, durante toda ella no dejará de efectuar extraños rituales : comer piruletas, comer mandarinas, plátanos, … , levantarse, sentarse, volverse a levantar, …

Su conciencia jamás descansa, se dedica a controlar y calcular los avances y puntos de los rivales y los suyos propios … ¡El terror! No duerme, no come, sólo piensa y piensa en el presente y en futuras catástrofes que le impidan alcanzar sus sueños ¡Ser el primer hombre en alcanzar el 3.000 Elo!

12. El H.P. o Vengativo

Juega a ganar o en su defecto a exterminar a los contrarios. Lleva un score detallado con todo aquel individuo que sabe moverlas (normalmente, en contra).

Es el típico individuo que prefiere perder con un niño de 3 meses antes que subirle Elo a sus contrarios. Y cuando llega la última ronda, pese a no jugarse nada, hace a su contrario sudar y sudar buscando el “atraco”.

O contigo o contigo o te jodes como Herodes.

NOTA: estar incluido en una de estas categorías no excluye el poder identificarse con rasgos de alguna otra.


EQUIPO DE INVESTIGACION DE LA DAMA NEGRA

BASADO EN HECHOS REALES OBSERVADOS EN TORNEOS