Se han publicado ya los órdenes de fuerza definitivos de la Primera División Norte y Sur y sigo estupefacto viendo su desigual distribución. El grupo Sur ha aumentado su número de participantes en dos, pasando a veinte, pero eso no ha variado la fortaleza relativa de ambos grupos.
De una manera intuitiva cualquier lector puede coger uno de los equipos de la parte alta del ranking de la Primera División Norte y colocarlo en el orden de fuerza de la Sur. Inmediatamente se daría cuenta de que este equipo Norte se colocaría quinto en el orden de la División Sur. Quizá en esta división Sur haya dos equipos que destacan sobre los demás, incluso sobre los del Norte, pero la experiencia nos dice que muchos equipos alinean a lo largo de todo el torneo equipos inferiores a su orden de fuerza. Aparentemente ese equipo transplantado tendría mayores posibilidades de éxito en su nueva división.
Si tomamos la media de elo de los grupos hay prácticamente 100 puntos de diferencia entre una división y otra tomando a todos los participantes. La FEDA considera homogéneos a ambos grupos cuando entre la media de los cinco primeros equipos no hay más de 75-100 puntos de margen. Si tomamos esa media, efectivamente la diferencia es sólo de unos 30 puntos. Pero si eliminamos a los cinco primeros equipos del ranking para calcular la media elo del torneo la diferencia entre ambos grupos es de casi 150 puntos. Parece que a partir de los cinco primeros del ranking la distribución de los equipos no se tiene en cuenta, pero a sistema olímpico equipos de una fuerza si no similar si al menos parecida es probable que logren una mayor variedad de resultados (2,5-1,5; 3-1; 3,5-0,5; …),mientras que en un sistema de puntuación por encuentro ganado se traduciría siempre en 2 puntos para el equipo ganador pero en el sistema olímpico no. Dado que las fuerzas son bastante similares en la División Norte sería razonable esperar que entre rivales de fuerza parecida esta distribución de resultados sea un tanto errática.
P.e. dos equipos de fuerza similar A y B juegan contra un tercer equipo C de fuerza algo inferior. El encuentro A-B deviene en empate 2-2 y los resultados de A-C y B-C son 3-1 y 2,5-1,5. El equipo A saldría de estos encuentros con 5 puntos y B con 4,5. Puntuando por encuentro A y B saldrían con 3 puntos cada uno, independientemente del resultado particular de los encuentros. Posiblemente, si eleváramos el número de encuentros A-C y B-C obtendríamos distintos y variados resultados en cada uno de ellos, pero en casi todos se impondrían A y B por la lógica de fuerza.
Este componente errático en el resultado es de esperar que sea menos acentuado cuando las diferencias entre los equipos son mayores. Luego los equipos de la División Norte van a sufrir un torneo más aleatorio que los de la División Sur, aleatoriedad ya de por sí siempre inherente a torneos suizos de pocas rondas (6).
Para reforzar esta tesis podemos acudir al estudio de la dispersión estándar de los órdenes de fuerza, esto es, la medida entre la diferencia de los potenciales de los equipos. Observamos que tomando a todos los equipos esta dispersión es bastante superior en la División Sur ¡incluso entre los cinco primeros! Y lo sigue siendo cuando quitamos del torneo a esos cinco equipos más fuertes. Luego las diferencias de potencial en cada encuentro es de esperar que sean más acentuadas que en la División Norte, con menos peso para el componente aleatorio tal y como expuse con anterioridad.
¿A que conclusiones nos lleva todo esto?