De nuevo Carmen Romeo nos realiza una hist?rica aportaci?n, en esta ocasi?n referida al pintor flamenco-espa?ol Antonio Moro o Antonio Mor van Dashorst.
Antonio Mor van Dashorst, (Utrecht 1519- Amberes 1577) con treinta a?os se traslada a Amberes, aunque tambi?n trabajar? en Bruselas, ciudad en la que conoce a Carlos V y a su hijo el futuro Felipe II . Nombrado pintor de camara, y protegido por el Cardenal Granvela estuvo en la Corte, siendo el creador del ?retrato de corte? que despu?s continuar?an pintores tales como S?nchez Coello, Pantoja de la Cruz e incluso Vel?zquez. En 1558, abandon? Madrid (quiza huyendo de la Inquisici?n). Ya en los paises bajos, sigue pintando para Felipe II, en su taller de Amberes, ciudad en la que residir? hasta su fallecimiento en 1576.
Este cuadro, actualmente en el Schosmuseum Gotha, representa al elector Johann Friederich de Sajonia, jefe pol?tico del bando luterano, en la c?rcel de Bruselas jugando al ajedrez; capturado en la batalla de M?hlberg, junto al Elba por las tropas de Carlos V a las ordenes del Duque de Alba, el 10 de mayo de 1547, recibe notificaci?n de su condena a muerte cuando est? con el duque Ernest von Brunswick jugando al ajedrez. Su comentario a tal noticia fue volverse hacia el Duque de Brunswick, y decirle ?Primo, sigamos con nuestra partida? lo que nos indica que la pasi?n por el ajedrez era tan intensa y absorbente como en la actualidad.
El pintor ha querido resaltar el sosiego con el que el pr?ncipe elector recibi? la condena a muerte, junto a esto se marca el contraste de la vestimenta, entre los dos personajes, , dos formas de vestir, dos formas de pensar, la Reforma y la moda espa?ola. Aunque el el cuadro no se distigue bien la partida, si tiene importancia el hecho de que el ajedrez era algo habitual no solo en la corte sino en lugares tan poco habituales como los campamentos militares o como en este caso en el encarcelamiento de algunos personajes.
De otro autor tenemos este mismo tema, el cuadro para nuestro gusto es de inferior calidad, pero tiene la importancia de no ser un cuadro cortesano como el primero.