no title

Carmen Romeo, esposa del desaparecido historiador Ricardo Calvo, nos env?a para su publicaci?n este comentario de una ilustraci?n de un libro del siglo XVI en el que se establece una alegor?a de c?mo el ajedrez equivale a la vida y se refleja en ella.
El extracto pertenece a la obra de varios vol?menes sobre la Historia del Ajedrez escrita por Ricardo Calvo y Carmen Romeo y que se publicar? el pr?ximo a?o.

El libro Le Th??tre de bons engins de Guillaume de la Perriere (1499-1565), aparecio por primera vez en Par?s (1536), editado probablemente por Denys de Harsy, y sin ilustraciones.
S?lo en la edici?n de 1539, aparecen una serie de xilograf?as de autor desconocido. En su dedicatoria a Margarita de Navarra, Perri?re escribe: … cent Emblemes moraulx, accompaignez de cent dizains uniformes declaratifz & illustratifz diceulx (…, cien ejemplos moralizantes, acompa?ados de cien, explicaciones a la vez), ( Russell, The Emblem and Device in France, Kentucky, 1985) siendo el titulo completo Le Th??tre des bons engins, auquel sont contenuz cent emblemes

La xilograf?a muestra a dos hombres frente a una mesa de juego, sobre cuya superficie hay un tablero de ajedrez. Parece que ha terminado la partida entre ambos ya que uno de ellos , esta guardando las piezas en un bolso. En la pagina opuesta al grabado, esta escrito un comentario, cuya traducci?n libre es :


El rey de ajedrez, mientras el juego dura
tiene gran preferencia sobre sus s?bditos:
Si se le da mate, el juego no sigue
Y se le mete en  el  bolso, sin diferencias.    
As? se nos hace una demostraci?n notable,
Que despu?s del juego transitorio de la vida
Cuando la muerte nos ha puesto en sus listas    
los reyes no son mas grandes que los vasallos:
porque en el saco (como de todos es notorio)
Reyes y peones obtienen iguales honores

El ajedrez vuelve a equipararse con la vida en este ejemplo. Las piezas, cada una con su misi?n, est?n subordinadas a la existencia del rey.
Seg?n E. Freiin Roeder von Diersbrurg (Nachdruck, Germanische Studien, Berlin, 1921) es notable la semejanza con los versos del [b]Arbore humana[b] del predicador de Estrasburgo, Johann Geiler de Kaysersberg (1445-1509).