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Short sobre rondas dobles

Short siempre tan diplomático y con su tacto habitual, sentando cátedra sobre las rondas dobles, en un artículo (NIC 2008/8, p. 82) referido al Campeonato de la Commonwealth que ganó (anda, que si no llega a ganar …):

Al imbecil que inventó el concepto de ronda doble habría que clavarle unas agujas oxidadas y bien afiladas en sus partes más sensibles antes de llevarle al paredón y fusilarle. Y sería un castigo muy indulgente. Sí, es posible jugar dos rondas en un día, igual que es posible físicamente jugar dos partidos de fútbol en un sólo día, a pesar de no ser buena idea. La ronda doble es abominable, es la degradación de nuestro noble juego, que sólo los organizadores de los torneos amateurs de más baja categoría y la FIDE pueden tolerar.

Bueno, los organizadores de más baja categoría, la FIDE y … Nigel Short, digo yo que si los sigue jugando no será por necesidad en su caso 😉

Pedro y su torneo

No sé si será porque los ajedrecistas somos unos sosos, pero el escrito de José Sande Pedro, Juan y la ingenuidad publicado en AjedrezND es de lo más divertido que he leído últimamente en el mundo del ajedrez (y no será por falta de chorradas y frikadas varias). Quién haya hecho algo, por poco que sea, en ajedrez, seguro que se encuentra identificado en alguna de las situaciones ¡y hasta le pone cara y nombre a alguno de los personajes descritos!

Pedro “el risueño” era conocido en su pueblo por ser un excelente panadero y un fanático aficionado al ajedrez. Su gran ilusión compensaba su escaso nivel y capacidad para el juego, las tardes que tenía libres las dedicaba a dar clases de forma altruista a los jóvenes en el bar.  Poco a poco la afición al juego de reyes iba aumentando en la localidad…
Ese año en las fiestas de “La ingenuidad”  decidieron hacer un torneo paralelo al de futbolín…

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El bocata de chorizo: Zona de Ajedrez

Llegué a Zona de Ajedrez a través de la web más tomatera del ajedrez español, o sea, el Gruñón. Una de las webs que más se mueven en el ajedrez español decían por algún sitio, y parece que no les falta razón, pues sus (creo) dos autores/coordinadores, sin ser grandes conocidos del panorama ajedrecístico han desarrollado una web bastante curiosa y con contenidos para el lector de a pie, más allá de las web habituales del tipo politiqueo o chess-results. Por supuesto ha pasado a formar parte del contenido de mi lector de RSS feeds (¡sí! ¡una web de ajedrez con feed! aunque sólo sea porque va en el Joomla …), los contenidos merecen la pena.

¿Y a qué viene el título del post y tan sabrosa foto? Pues a algo que atrajo toda mi atención a los pocos minutos de navegación por Zona de Ajedrez. La historia del bocata de chorizo. Que no es más que una descripción de un Open de ajedrez a los ojos de una novata. Posiblemente de ser la autorA un autorO a estas alturas ya le habrían citado para varios duelos por atreverse a desacralizar tan magna actividad como un torneo de ajedrez local, <MODO PSEUDOMACHISTA «ON»>pero siendo chica no ha recibido más que parabienes y amables puntualizaciones a sus palabras, y es posible que hasta en breve propuestas de matrimonio, que ya se sabe como son los ajedrecistOs<MODO PSEUDOMACHISTA «OFF»>. Más en serio, os recomiendo su lectura. Posiblemente en algunas de las cosas la autora vaya bastante errada o no entienda plenamente las intenciones pero algunas otras … ¿Quién no ha tenido enfrente a su rival zampándose un bocata de chorizo mientras el reloj corre? ¿Qué decir de los paseos que más que paseos parecen maratones o gymkanas, incluyendo visitas a cafeterías mientras de nuevo el reloj corre? ¿Quién no se ha cruzado con algún titulado zaparrastroso y ha negado por tres veces que juegue al ajedrez? Uno de estos días contaré en una entrada la de Davor K. en el Open de Oviedo de 1999 (bajo pseudónimo, por supuesto)  pero mientras tanto, quedaos con Zona de Ajedrez y daos una vuelta por ella, que merece la pena.

«El Dorado» de los torneos

El Dorado

¿Cúal es mejor torneo? ¿El que tiene muchos titulados o pocos? ¿Porque se reparten los premios o porque los «panchos» aprenden? ¿Porque nos gusta jugar o porque queremos sacarle rendimiento al tablero? Varios días ya de debate en el foro de AjedrezAstur y se ha leído de todo. Como escribí en ese hilo del foro no existe un torneo ideal desde el punto de vista de los participantes, porque eso dependerá de los organizadores. Al fin y al cabo son los que hacen el esfuerzo y plasmarán en su torneo su ideal.

¿Pero desde el punto de vista de los jugadores? ¿Qué prefieren jugar? Como en botica, habrá de todo. ¿Cúal es mi opinión personal como jugador normalito y de a pié de esos que para muchos son simplemente la parte financiera de los torneos, comunmente llamados «panchos»? Prefiero aquellos en que no hay que jugar contra jugadores muy débiles … (pausa para hacer crecer la polémica) … exactamente igual que prefiero que no haya que jugar contra muy fuertes jugadores (podemos llamarles «titulados»). ¿Me he unido al carro de los que pretenden malvivir del ajedrez? Por supuesto que no, sólo es un entretenimiento, y no tiene nada de entretenido jugar contra alguien que te supera abrumadoramente.

Pongámosle números (o sea, elo) que nos sirven para ilustrar la explicación tanto para rivales muy fuertes como, a la inversa, para rivales muy débiles. Como jugador en torno a 1900-1950 no encuentro nada de atractivo en tener que jugar contra un +2300 (igual que supongo que el +2300 tampoco lo encontrará en jugar conmigo). La partida es simplemente un resultado conocido desde la publicación de los emparejamientos en los que el tiempo que transcurrirá antes de firmar bajo el cero será directamente proporcional al ímpetu que el rival ponga en terminar la partida e inversamente proporcional al agradable rato que le puedan estar proporcionando las charlas en la sala de juego. La derrota será rápida y contundente o lenta pero con claro sometimiento desde la fase inicial. La diferencia de conocimientos será tan amplia que será imposible que de esa partida se pueda aprender nada provechoso, salvo prever que en futuros torneos se pueda pedir un bye en la ronda 1 (y consecuentemente en la 2, por ejemplo inverso).

Por el contrario, un torneo ideal sería aquel en que se tuviera uno de los últimos ranking (1900-1950) pero el cabeza de lista no estuviera más allá de los 2200-2250. Todo un ranking de jugadores más fuertes pero ante los que se puede mantener una lucha con más o menos posibilidades, y unas partidas que se podrán disfrutar y sacar algo en limpio independientemente de los resultados. ¿Qué así se juegan partidas menos perfectas? Por supuesto, pero como decía Tartakower, al ajedrez gana el que comete el penúltimo error.

¿Me he unido entonces al club de los que quieren torneos para panchos y poder rascar premio? Ni mucho menos. Jamás me he fijado en los premios de un torneo para inscribirme, ni absolutos ni por tramos. Sí en el número de titulados cuando este es muy elevado, pues a pesar de todo lo dicho constituye un incentivo ya que suele hablar muy bien de la calidad del torneo. Cualquier jugador de mi nivel que pretenda obtener un rendimiento de su afición o está equivocado de afición o está fuera de la realidad. El peor de los mendigos de Oviedo obtendría un rendimiento superior en un mes al que pudiera obtener un jugador así en un año. Si alguien no titulado pretende vivir de premios de torneos le recomendaría que pensara en trabajar, de lo que fuera, no importa. Incluso vendiendo pañuelos a la salida de la autopista le iba a ir mejor. Que esto de obtener rendimientos fáciles de los torneos no es más que otro mito como el de «El Dorado» . Y que se busque una afición que le permita distraerse sin pensar tanto en dinero (y por tanto en trabajo), que con el ajedrez no la ha encontrado.